Una breve historia del premio Zóbel
Hace 100 años se estableció el premio Zóbel para fomentar las letras filipinas en castellano por el empresario Don Enrique Zóbel de Ayala (1877–1943) que al ver la situación del idioma creyó que algo tenía que hacerse para preservar su estado en Filipinas contra la influencia norteamericana en que estaba en preponderancia en aquel tiempo. Después de la época española vino la época norteamericana en Filipinas debido a la firma del tratado de París en 1898, en que el imperio español traspasó la soberanía de Filipinas a los Estados Unidos de América. Como una consecuencia el inglés empezó a difundir en la vida cotidiana de la gente filipina. Se repuso castellano por inglés en la instrucción pública, los cortes, los anuncios, los periódicos etc. Alguien tenía que hacer algo para preservar el idioma español y la cultura hispánica en Filipinas.
“No quiero que el español muera en Filipinas!” dijo Don Enrique y por eso nació este premio.
Para ser elegible unirse al premio el/la concursante tenía que ser un filipino y presentar su obra original al jurado. Tópicos sobre la política y religión estaban prohibidos. Los concursantes pudieron presentar novelas, poemas, obras de teatro entre otros. Las ceremonias tenían lugar en el Casino Español Filipino, que se encuentra en Manila. Se celebraban usualmente la concesión en el día de Santiago (el 25 de julio), luego en el día de la Hispanidad (el 12 de octubre), y últimamente el aniversario de la muerte de Don Enrique (el 17 de febrero). Se estableció el premio para fomentar las letras filipinas en español y difundir la influencia de la cultura hispánica en Filipinas. Concedía a los escritores más ilustres que sabían cómo escribir con tal maestría en que si se muestra sus obras a los lectores de España e Hispanoamérica, no sabrían ninguna diferencia al compararlos a las obras escritas por españoles o hispanoamericanos a menos que se haga una referencia a Filipinas. Con sus esfuerzos acomodó al comienzo de un florecimiento de la literatura hispanofilipina. Los periódicos informaban sobre los éxitos de los ganadores, animando a los escritores prospectivos para unirse al premio con la esperanza de ganarlo y cumplir una fama de ser un escritor con tal dominio magistral del idioma de Cervantes. Los ganadores de la primera época del premio como Guillermo Gómez Wyndham (1922), Manuel Bernabé y Jesús Balmori (1926), Antonio Abad (1928 y 1929), Flavio Zaragoza Cano (1929), Pacífico Victoriano (1934), y Evangelina Guerrero de Zacarías (1935) habían mostrado que los filipinos lograban escribir gran obras en castellano, destruyendo al mito que no teníamos ningún conocimiento del castellano en este lejano rincón de Asia como propagado por los estadounidenses. Por 19 años (1922–1941), antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial en Asia, el premio Zóbel habían concedido tantos escritores por hacer obras intemporales de todas partes de Filipinas. Por cierto, Filipinas tenía su propia edad de oro en la literatura hispanofilipina, gracias a aquellos escritos que lo hicieron posible.
La llegada de los japoneses en 1941 suspendió el premio Zóbel. Los japoneses estaban insistentes por la supresión de las influencias occidentales en Filipinas y las otras colonias de los imperios europeos, queriendo crear un Asia para los asiáticos. Pero la verdad es que los japoneses querían crear un Asia alineado con sus ideales. No les importaban las culturas diferentes del sudeste asiático, en que Filipinas era la única colonia española en dicha parte del continente.
Después de la destrucción de Manila en 1945 durante la batalla muy sangrienta para su liberación, no reanudaron las actividades del premio hasta la década ’50. En 1953 reanudó el premio sin Don Enrique ya que murió durante la guerra. Con la situación nueva en que el inglés empezó a dominar la cultura filipina mientras el español estaba cayendo en influencia, todavía seguía el premio en conceder a los escritores que escribían en español con una nueva generación de filipinos hispanohablantes. Los primeros ganadores del premio vinieron de los que vivían bajo la época española. Por este tiempo el premio tendrá ganadores de los que crecieron bajo la época norteamericana en que su educación fue en inglés. Los ganadores de este periodo incluyen a Enrique Fernández Lumba (1954), José Bantug y María Adelina Gurrea Monasterio (1955), León María Guerrero (1963), y Nilda Guerrero de Barranco (1964).
Por seis años desde 1967–1973, se suspendió el premio para revisar las reglas. Las reglas originales fueron muy difíciles para los que querían unirse al premio. En vez de ser un concurso literario, se tomó la decisión de que los que hicieran cualquier contribución por la propagación del idioma español y la cultura hispánica en Filipinas podrían concederse, incluso los que no se unieron al premio oficialmente. Había los que todavía presentaron sus obras literarias como el historiador Antonio Molina y Memije, que presentó su obra La historia de Filipinas y ganó el premio en 1985. Alguien lograba ganar el premio independientemente de la línea de trabajo. Los que ganaron el premio con el cambio de las reglas incluyen a Bienvenido de la Paz (1974, dueño del periódico La Voz de Manila), Belén Santos Argüelles (1982, jefe de la división de español y cultura del ministerio de educación), Raúl Manglapús (1986, secretario de asuntos exteriores bajo la administración de Corazón Aquino) y Juan José Rocha (1987, embajador de Filipinas a España).
Sin embargo, en 1985 surgió un problema entre los miembros de la familia Zóbel sobre la existencia del premio con relación a la situación del idioma español en Filipinas, en aquel tiempo. Se propuso que se reponga el ámbito original, la propagación del idioma español en Filipinas, para fomentar el idioma inglés. Pero la hija de Don Enrique, Doña Gloria Zóbel de Padilla, estaba firme y dijo “No quiero tirar la toalla”. Por eso cargó con la responsabilidad de dirigir el premio. Después de su muerte en 1986, se dio la responsabilidad de dirigirlo a sus hijos; Doña Georgina Padilla y Zóbel de Mac-Crohon y Alejandro Padilla y Zóbel.
Desde la última concesión del premio en 2000, el premio actualmente está trabajando en volver a publicar las obras de sus ganadores en ediciones bilingües. Lourdes Castrillo de Brillantes, la ganadora del premio en 1998, publicó en 2006 su libro 81 Years of Premio Zóbel. Este libro comparte a sus lectores sobre la historia del premio, la familia Zóbel, la literatura filipina en español, los ganadores y sus respectivas obras. En 2013 se publicó la novela La oveja de Nathán de Antonio Abad por Doña Georgina Padilla y Zóbel de Mac-Crohon, Filipinas Heritage Library y Ayala Corporation, Inc.
Aunque ya ha dejado de existir el premio, no se olvidarán sus esfuerzos para propagar el idioma español y la cultura hispánica de Filipinas. Se debería acordarse que había filipinos que expresaban en sus escrituras su amor por Filipinas y su cultura hispánica. Esta herencia debe preservarse para la posteridad de la cultura filipina y mostrar que Filipinas es una parte de la familia de la Hispanidad.